Hoy quiero hablaros de una canción muy especial.
Siempre me ha gustado escuchar música mientras camino… me encanta la sensación de sentirme la protagonista de cada una como si viviera en un videoclip y repito la misma mecánica día tras día. Normalmente me obsesiono por algún disco o por una serie de canciones en particular y sin pensarlo, cierro la puerta y lo que para algunos es una simple rutina de camino a algún lado para mi es una gran aventura en la que por una vez soy la única protagonista de algo.
Luego, cuando esa etapa de mi vida cambia y ya no me dirijo al lugar al que siempre iba elijo nuevas canciones… de manera que cada etapa va acompañada de una banda sonora diferente.
Me encanta que sea así… y que cuando todos esos momentos mecánicos finalizan las canciones puedan recordarte el frio en tu nariz al salir a la calle, la sensación de nervios mientras caminas a un destino, el sentimiento de enfado provocado por tu asquerosa rutina, la sensación de tranquilidad al volver a tu casa tras un insignificante día…
Todo esto viene sucediéndome desde hace mucho … pero aquí viene lo sorprendente que quería contaros.
Hace un tiempo escuché esta canción por casualidad ya que todavía no existía el disco en el que iba a aparecer en el futuro. Fue una canción que me impactó desde el primer momento… como cuando estás tranquila en el sofá y de repente te acuerdas de algo muy importante que tenías que hacer: tu reacción es incorporarte de golpe al tiempo que tus latidos se disparan estrepitosamente…esa fue mi reacción.
No quise escucharla más… y no porque no me gustara sino porque me producía demasiada tristeza… entendía perfectamente lo que decía o por lo menos entendía lo que para mi significaba.
La cuestión es que cuando pasaron unos meses tuve que despedirme de un lugar al que no iba a volver más… abrí la puerta y empecé a bajar las escaleras lentamente sabiendo que ahí se acababa una etapa de mi vida a la que no iba a regresar jamás y mientras derramaba alguna lágrima de repente en mi cabeza empezó a sonar esta canción… intentaba no escucharla mentalmente porque cuanto más lo pensaba más lloraba pero no podía evitarlo… sin saber cómo ni por qué alguien dentro de mi cerebro había apretado el play..no había stop que la parara...ya se había convertido en mi canción de despedida.
Desde aquella vez no puedo evitarlo… siempre que alguna despedida me cuesta aparece en mi mente… empiezan a sonar las primeras notas y ya no hay forma humana de pararla…
Hace unos días tuve que despedirme de alguien sin previo aviso y con todo el dolor de mi corazón escribo estas palabras. A algunos puede pareceros masoquismo…
¿Cómo puedes escribir palabras que te están recordando una a una ese momento?¿cómo tienes el valor de recordarte párrafo a párrafo esa despedida? Y la verdad es que en cada una de estas líneas el “ruido del adiós revienta en mis oídos” y mientras escribo todo esto sólo pido “que alguien detenga mis latidos”… pero esta melodía me ha acompañado en muchos momentos y éste sin duda ha sido el más importante así que es ahora cuando debía escribirlo…
Sé que nunca olvidaré una despedida como ésta... la vida te cambia en cuestión de segundos, la oportunidad de regresar desaparece y nunca más tendré la oportunidad de dedicarle mi propio adiós.
Pero para todos estos momentos yo tengo mi propia canción… así cada adiós se convierte en especial porque aunque todos lo ignoren ella siempre me acompaña y de alguna manera ... aunque ella tampoco lo sepa yo quiero pensar que en cada adiós ella me dedica… mi canción de despedida.
Xoxo
Almu