El día
siguiente al que finalizaron tus vacaciones, el momento posterior al de la
despedida de alguien a quien en el fondo sabrás que pasaran varios inviernos
hasta volverle a ver, el último cigarro cuando decides que ha llegado la hora
de abandonar el placentero vicio... esa es la sensación que dejó Zahara cuando
finalizó su concierto el pasado sábado en el Veintiuno (Huesca).
Y es que
sólo aquellos momentos que no quieres soltar de tu mano son los que realmente
dejan tal huella que desearías regresar en el tiempo para volver a vivirlos una
y otra vez... una pena que con el sinfín de inventos creados por el hombre
todavía no hayan conseguido uno que consiga realizar mi deseo.
Así que hasta que ese día llegue, me dedicaré
a contaros como viví ese concierto y aun a pesar de lo difícil que resulta
explicar con palabras un sentimiento, espero transmitiros la misma sensación
que pude saborear allí con la única pretensión que de conseguirlo sintáis la
necesidad de verla en cuanto tengáis ocasión.
Comenzaron
los primeros acordes entrecortados con el lateral de su mano y todos
distinguimos que La mujer mayúscula y el mar era el tema escogido para comenzar el acústico
con el que nos presentaba su nuevo disco “La pareja tóxica” acompañada de Sergio Sastre (Guitarra) y Mikel Sospedra (Bajo).
Un nuevo
trabajo que poco tiene que ver con el que nos habíamos acostumbrado sin querer.
Una nueva historia, la de su vida pero que fácilmente podría ser la tuya.
Cuando el sentimiento de máxima felicidad e ilusión se convierte sin querer en
el mayor vacío que algo puede dejar. Cuando la pena absoluta comienza a
disfrazarse en una rabia incandescente que ni el perdón puede apagar... y ni el
refugio en lo más oculto puede aislarte de tu realidad.
Todos estos
sentimientos hechos canciones son los que tuvimos la oportunidad de escuchar
pero siempre presentándolas con su simpatía natural. Mantuvimos el silencio y aguantamos la
respiración con Camino, Del invierno, el Universo, General Sherman y como Sam
Bell volvió de la Luna... donde comprobamos como alguien con su voz y con su
magia interior puede trasladarte al punto justo en el que esa persona se
encontraba cuando sus sentimientos fluyeron
hasta crear la canción.
La segunda
parte del acústico estuvo rodeada de canciones más animadas aunque en algunos
casos envolvieran el mismo dolor aunque presentada con una tonalidad mayor como sucede
con Mariposas. Fue una de las
canciones en las que pidió que el público le acompañara en los coros aunque lo
cierto es que éste se encontraba un tanto tímido pero todo se solucionó desde
la parte que Zahara no podía alcanzar. Desde la sombra de ella, Sergio Sastre
animaba al público con movimientos peculiares capaces de extraer la sonrisa de
todos e incluso de ella al darse cuenta de lo que sucedía detrás.
Y no podía
faltar la canción hecha película Leñador
y la mujer América en la que aunque sea una de las canciones que menos duración tiene, sin duda es en la que Zahara concentra toda su fuerza en la voz. No sólo su fuerza sino que versionando You're The
One That I Want mostró toda su
sensualidad y dejo patente como una
versión puede superar al recuerdo de la original si se tiene la personalidad
suficiente como para hacerlo.
Camino a
L.A fue una de las canciones que
anunciaba que el final de la noche estaba por llegar. Pero todavía tuvimos la
oportunidad de traer a nuestra memoria canciones como Olor a mandarinas o
Merezco, temas de su anterior trabajo que marcaron la despedida de una noche
difícil de olvidar.
Mis recuerdos plasmados en palabras no se basan en las canciones perfectamente ordenadas de un disco, ni en textos creados
con la máxima objetividad que una crónica puede ofrecer, ni siquiera me
referiré al repertorio escogido que todo el mundo quería alterar… mis palabras
solo se refieren a los que mis ojos
vieron, al matiz que en otras ocasiones mi oído fue capaz de apreciar, a la
ternura de su voz en palabras en las que otras veces pasé por alto, a la rabia
que sin querer nos arrancó haciéndonos partícipes del dolor de la canción... a la
alegría que nos dejó cuando se fue aunque en estos momentos cada gota de alegría sea la nostalgia
del recuerdo.